viernes, 7 de septiembre de 2012

Marc, la sucia rata

Por Jose Sbarra

MARC Y EL POLICIA

-Marc, sucia rata, ese brillo extraño que veo en sus ojos me confirma que usted se ha drogado.
-Oficial, me decepciona, usted dice "este joven se ha drogado", y cierra su mente como si fuera
una caja metálica.
-O sea que es verdad. Efectivamente es adicto a las drogas.
-Todos somos adictos a algo en este país. Usted es adicto a su uniforme. Sin él se siente nada.
Tiene que aprender a controlarse, oficial, si no algún día va a morir de sobre dosis.
-¿Qué dice?
-Sobredosis de uniforme, oficial, se han dado casos terribles.


LOS PRO Y LOS CONTRA DE HACER DEDO
Va a la iglesia todos los sábados a las seis de la tarde. Se confiesa y luego, a falta de una
imagen más dichosa de su dios, se pone de rodillas ante ese cadáver semidesnudo que cuelga
del techo.
Lo mira fijamente.
Al cabo de unos instantes ve que esa cara triste sonríe y le guiña un ojo. Entonces la prostituta
se pone de pie. Hace una extrañísima señal de la cruz y se marcha hacia su trabajo.
Sábado tras sábado.
Entra en la iglesia. Se dirige al confesionario. Le dice al sacerdote que se acostó con un
hombre. Que le resultó absolutamente imposible resistir la tentación de sentir del sexo del
hombre entre sus piernas derramándole calor. Se explaya en los detalles. Sí, padre,
precisamente porque fue demasiado bueno es que es tan grande el arrepentimiento. Se dirige
hacia el altar, lo mira a dios, espera la guiñada y sale rumbo al trabajo.
Entra en la iglesia. Se arrodilla ante el confesionario, Le cuenta al sacerdote que se acostó con
ese hombre otra vez. Y con un amigo de él. Sí, al mismo tiempo. Que no. Que no la obligaron,
pero que la indujeron, Da todos los detalles que puede hasta que la voz del cura la interrumpe.
Y claro que está arrepentida. Lo mira a dios en el altar hasta que éste le guiña el ojo y parte
hacia su trabajo.
Entra en la iglesia. De rodillas ante el confesionario le describe al sacerdote su experiencia más
excitante de la semana. Sí, con ese hombre y con el amigo. Y con dos chicas más. Sí, todos
juntos, si no que gracia. No, cama no había. Sobre una alfombra enorme. Que sí, que lo bueno
era la cantidad. Y la variedad. Que su arrepentimiento es tan grande como la satisfacción con
que se fue a dormir esa noche. Luego el guiño de dios, la señal de la cruz y el trabajo.
Al costado de la ruta sus compañeras le preguntaban a qué va a la iglesia todos los sábados.
Ella, les dice que va a contarle sus pecados al cura.
Las prostitutas le preguntan por qué lo hace. Y ella les responde:
-Para que el cura se entere de una vez por todas de qué va la vida, y sepa lo que se está
perdiendo.
Luego, la prostituta vil, ruin y descarada, alza la vista al cielo y le guiña un ojo a dios.


MARC Y EL POLICIA
-¿Esta drogado o no?
-Si le digo que no, no me lo va a creer. Y si le digo que sí, me va a llevar preso.
-Dígame la verdad.
-La verdad no existe, oficial, hace veinte millones de años que estamos dando vueltas por el
espacio y todavía no nos hemos enterado para qué.
-¿Por qué tomó drogas?
-Mire a su alrededor... ¿Conoce otra forma de soportar esto?
-Usted se droga porque se siente solo y deprimido..
-Eso sí que lo aprendió en algún programa de televisión, oficial, no lo niegue.
-Se encuentra en un estado lamentable y pretende hacerse el gracioso.
-Lo único que pretendo es que no me jodan, oficial.
-Si le pregunto quién le dio eso, me va a decir que fue un señor que no lo conocía y que
casualmente pasó por aquí y se lo regaló,
-No sé si le daría tantas explicaciones.


LOS PRO Y LOS CONTRA DE HACER DEDO
Desde su ventana, el pequeño príncipe observa el horrible espectáculo de una niña envuelta
en llamas.
La envuelta en llamas corre ciega entre los árboles. Es un trompo que gira enredado con hilos
rojos y amarillos. Los guardias del palacio la violaron, la empaparon con el combustible de las
antorchas y le prendieron fuego como a un demonio encarnado.
El pequeño príncipe la ve correr por el bosque envuelta en llamas. Ella tiende los brazos y
corre. Corre como si fuese a echarse al cuello de su amante. La envuelta en llamas corre hasta
que cae y es sólo una masa oscura y humeante.
El pequeño príncipe manda decir al jefe de sus guardias que quiere ver otra más.


MARC Y EL POLICIA
-Muéstreme los brazos... Se picó otra vez. ¿Por qué lo hace?, ¿Qué siente de particular?
-Probablemente lo mismo que siente el religioso que toma la hostia convencido de haberse
metido a Dios en la sangre o lo que siente un policía cuando descarga sus balas justicieras en la
espalda del delincuente. Hay poca variedad en las sensaciones humanas, oficial, sólo son
diferentes los motivos que las provocan.
-Usted no tiene idea del veneno que está metiendo en su cuerpo.
-No y no tengo intenciones de salir de mi ignorancia.
-Pero usted debería. saber que la heroína, como derivado de la morfina tiene un alto
porcentaje de...
-Oficial, a mí me interesa la felicidad, no su composición química.


Marc, la sucia rata - PDF



1 comentario:

  1. Mire lo que son las coincidencias! Hoy publiqué una entrada programada hace ya unos cuantos días, cuando me choqué en el Parque Centenario con una pintada de una frase de Sbarra.
    http://quienmato.blogspot.com.ar/2012/09/plastico-cruel-jose-sbarra.html

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